miércoles, 16 de enero de 2008

Erandio tendrá que encargar a la UPN un estudio del ruido de los aviones.

Erandio tendrá que encargar a la UPN un estudio del ruido de los aviones. El Correo

Un juez ha ordenado que el Ayuntamiento de Erandio deberá encargue un informe sobre el impacto acústico del aeropuerto de Loiu a la Universidad Pública de Navarra (UPN). Sin embargo, el Consistorio podría evitar esta medida si entrega un nuevo estudio realizado por Labein.

El auto, dictado por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Bilbao, es el último capítulo del enfrentamiento entre esta administración local y la agrupación ecologista Lur Maitea sobre las mediciones de contaminación acústica. El Consistorio fue sentenciado a medir el impacto del aeropuerto en su término municipal. Para cumplir el fallo, entregó un informe realizado por Labein Tecnalia, pero este estudio fue desestimado en octubre al presentar imprecisiones técnicas.

El magistrado estima ahora que el Ayuntamiento debe costear un nuevo análisis del Departamento de Física de la UPN, pero establece un plazo de cinco días para que el Consistorio presente su propio estudio. Un portavoz municipal explicó ayer que se entregará un nuevo informe de Labein «corregido, con todos los datos que el juez echó en falta en el anterior auto».

Denuncian que mientras el ruido callejero "invade" el 43% de los hogares granadinos, el Ayuntamiento "ni publica ni aplica" el estudio que encargó al

Granada Digital

Las asociaciones "Granada contra el ruido" y "Ciudadanos por Granada" han exigido hoy al alcalde de la capital, José Torres Hurtado, que haga público el mapa de ruidos de la ciudad de Granada que, aseguran, tiene en su poder desde junio de 2007, y que active en consecuencia un Plan de Acción contra la contaminación acústica.

Según datos del Instituto nacional de Estadística citados por ambos colectivos, el 43 por ciento de los vecinos de Granada capital padece en sus hogares ruidos procedentes del exterior, por encima de la media nacional (30%) y de la andaluza (32,7%).

Se trata de un problema medio ambiental "que incide tanto en la salud pública como en el bienestar y la calidad de vida de cada uno de los ciudadanos que conviven a diario con este problema".

Francisco Morales Delgado, Presidente de "Granada contra el ruido", explicó que en junio de 2007 se entregó al Ayuntamiento de Granada un mapa de ruidos, realizado por la Universidad de Granada, que "costó cerca de 300.000 euros" y en el que se detallaba los niveles sonoros, las fuentes de ruido, su distribución geográfica y sus pautas de variación temporal. "Pues bien, aún hoy el consistorio granadino no ha hecho público dicho mapa, por lo que tampoco se ha llevado a cabo ningún plan de acción".

Este mapa mide la cantidad de ruido sufrida en distintos rincones de la ciudad y, asegura Morales, "en todos los puntos medidos se supera el nivel máximo de ruido admisible", algo que no sólo perjudica a los vecinos de la ciudad, sino a nuestros visitantes "y no son pocas las quejas de los huéspedes en los hoteles más céntricos".

Ambas plataformas han recurrido a la Oficina del Defensor del ciudadano, donde esta mañana han comparecido ante los medios, tras "varias reuniones con la concejal de Medio Ambiente sin resultados".

Morales Delgado aludió irónicamente a la Agenda 21 del consistorio granadino donde "se presume de que Granada es una ciudad pionera en la lucha contra el ruido" y enumeró algunas de las medidas contra la contaminación acústica escritas en dicha agenda "que deberían empezar por el propio Ayuntamiento, por ejemplo, en el caso de la recogida de basuras".

Morales Delgado insistió en que el alcalde debe hacer público el mapa "y someter a debate público sus conclusiones y las medidas a concretar en un plan de acción", como (ejemplificó) han hecho sus homólogos de Madrid y Valencia. Ambas asociaciones han pedido que el plan de acción contra la contaminación acústica (que por ley debe acompañar al mapa de ruidos como muy tarde un año después de su publicación) esté listo "como máximo en junio de 2008, 12 meses después de que la UGR presentase el mapa a las autoridades municipales" o (advirtió Morales) "los datos podrían quedar obsoletos".

Francisco Morales ha considerado que las reticencias del Ayuntamiento a hacer público el estudio elaborado por la Universidad en virtud de un convenio suscrito en septiembre de 2004 y que detalla los niveles sonoros de las distintas zonas de la ciudad y las fuentes de ruido, puede obedecer a que los datos resultantes le hayan "alarmado".

Ya un informe preliminar emitido en octubre de 2005 y presentado al Consejo Municipal del Ruido, del que forma parte la plataforma, advertía de que los niveles sonoros recogidos excedían los objetivos fijados por la normativa andaluza, en algunos casos "hasta en más de 15 decibelios en periodo nocturno", lo que equivale a "multiplicar por 32 el nivel máximo exigido", según Morales.

Por su parte, la portavoz de la Coordinadora de Ciudadanos por Granada, Remedios Murillo, se ha preguntado si al no hacer público el estudio, que estiman ha costado unos 300.000 euros, el Ayuntamiento pretende "retocarlo para no alarmar a los vecinos".

Según la versión dada por el Ayuntamiento al Defensor del Ciudadano, Melchor Saiz-Pardo, que mediará en el asunto, el mapa se concluyó pero para hacerlo público es necesaria la elaboración, a punto de ultimarse, de un anexo con la interpretación de los datos, lo que para la plataforma cívica es innecesario.

¿Menos ruido en Barajas?

¿Menos ruido en Barajas? · ELPAÍS.com

Medio millón de madrileños sufren, en mayor o menor medida, los despegues y aterrizajes del aeropuerto de Madrid-Barajas, según los cálculos de nueve asociaciones que luchan contra el ruido. El último recuento de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) reduce el número de afectados a unos 40.000. Son los que viven dentro de la llamada huella acústica, un mapa que delimita las zonas más castigadas por el zumbido -en ocasiones bramido- que provocan los aviones al pasar sobre los edificios.

Aena presentó ayer a los ayuntamientos afectados por esa contaminación acústica una nueva huella sonora. Esta vez, elaborada con datos reales. La anterior, aprobada en enero de 2004, se realizó a partir de hipótesis, con datos anteriores a la ampliación de Madrid-Barajas y que, por tanto, no incluía la actividad de la T-4. La nueva huella registra todas las operaciones que hubo entre septiembre de 2006 y octubre de 2007. El resultado, según fuentes de Aena, es muy similar a la anterior, aunque no pudieron precisar el número de hectáreas o habitantes que han quedado incluidos o excluidos. En algunas zonas, aseguran, el mapa se amplía, y en otras, se reduce.

Varios de los alcaldes que asistieron ayer a la reunión de la Comisión de Seguimiento de Ampliación del Aeropuerto de Madrid (CSAM) salieron descontentos: aseguran que la huella se ha reducido. Es el caso, por ejemplo, de Colmenar Viejo (40.800 habitantes), que ha perdido unas 300 hectáreas, según un cálculo del propio Ayuntamiento. En San Fernando de Henares (40.000 habitantes), el mapa deja fuera una parte de su territorio, pero no afecta a la zona urbana. En Paracuellos (8.000 vecinos) también tienen menos metros afectados que en la huella de 2004. Estar o no en el mapa no es baladí. El propietario de una vivienda situada dentro tiene derecho a financiación para aislarla acústicamente.

Fuentes de Aena aseguran que las viviendas que aparecían en la de 2004 y que ahora se salen del mapa no perderán su derecho. Aena insiste además en que la huella de ayer no es definitiva. Los ayuntamientos tienen que estudiar los datos y presentar sus quejas.

Para la mayoría de las 34 localidades afectadas por el ruido, el sistema de medición empleado no es el correcto. "La huella difícilmente refleja la realidad", se lamenta Jesús Serrada, concejal de Medio Ambiente de Tres Cantos. "Los datos son medias. Nuestro problema es que pasan 300 aviones con puntas de ruido que superan los 70 decibelios [equivalente al sonido que genera el tráfico de una autopista]". La huella acústica sólo incluye las zonas donde se superan, de media, los 65 decibelios (el límite máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud como soportable) de día y los 55 de noche.

"Nuestra primera valoración es positiva, porque parece un estudio riguroso y real. Permitirá garantizar los derechos de los vecinos al aislamiento acústico", asegura Joaquín Martínez, concejal de Política Territorial de San Fernando.

Para Miguel Ángel Santamaría, edil de Colmenar Viejo, lo más positivo es que se creará un grupo de trabajo junto con San Sebastián de los Reyes y Tres Cantos para estudiar los problemas de la ruta 322, que afecta a los tres municipios.

Por tu salud, lejos del aeropuerto (Vivir cerca afecta la mente y el cuerpo)

Daniel Galilea, EFE
15 de Enero de 2008


La contaminación sonora de los aeropuertos fue relacionada con casos de hipertensión en las personas que viven cerca. También hay indicios de que los "decibelios de los aviones" pueden afectar el aprendizaje en los niños. El ruido no es inocente.

Un problema sin solución

El problema no tiene una fácil solución y sigue "estando en el aire". Hay nuevos datos que sugieren que vivir cerca de un aeropuerto puede afectar el funcionamiento físico y mental.

Si ése es tu caso, te conviene consultar a tu médico de familia, para que te aconseje qué hacer o qué precauciones tomar para reducir el posible riesgo para tu salud. Tampoco estaría de más hablar con el cardiólogo y el pediatra, en el caso de que tú tengas hijos, a la luz de las últimas investigaciones.

Un estudio sueco del Instituto Karolinska de Estocolmo, efectuado con más de 2,000 participantes durante diez años, ha encontrado que las personas que viven cerca de un aeropuerto tienen un riesgo elevado de hipertensión debido a los efectos de la contaminación acústica (ruido excesivo y persistente).

Los investigadores encontraron que aquellos hombres que viven en las áreas más cercanas al aeropuerto de Arlanda, cerca de la capital de Suecia, presentan un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial (HTA).

Las personas más expuestas al ruido de los aviones, ninguno de los cuales tenía cifras de tensión elevadas al comenzar el estudio, registraron un 19 por ciento más de probabilidades de desarrollar HTA, en comparación con aquellas menos expuestos a la contaminación acústica aérea.

Los autores de la investigación consideran posible que el ruido constante de los aviones sea una fuente de estrés crónico para algunas personas, un fenómeno que a su vez puede conducir a una elevación de su presión sanguínea.

Actualmente está en marcha otro estudio más amplio, que se realiza en distintas ciudades europeas, para confirmar los resultados del trabajo del Instituto Karolinska.

Al parecer el ruido no sólo puede afectar las constantes cardiovasculares de los adultos, sino además la capacidad de concentración, sobre todo en la etapa infantil.

Mediante un trabajo en el que han participado 2,844 niños de entre nueve y diez años que van a colegios cercanos a los aeropuertos de Barajas (Madrid), Schiphol (Amsterdam) y Heathrow (Londres) o a centros educativos con gran movimiento de tráfico rodado, se ha constatado que la contaminación acústica influye en el desarrollo cognitivo de los menores.

El equipo internacional de científicos recurrió a una serie de cuestionarios que fueron distribuidos entre los menores, mientras que sus padres completaron unas encuestas en la que se les preguntaba sobre el estrés de sus hijos y si los pequeños estaban a disgusto con los niveles de ruido que soportaban a diario.

También de efectuaron mediciones de la exposición de los participantes en el estudio al ruido ambiental.

Los expertos encontraron una asociación entre la exposición a la contaminación acústica tanto del tráfico aéreo como del vehicular y los niveles más bajos en el inicio y compresión de la lectura en los niños, así como una reducción en su capacidad de memoria a largo plazo y de prestar atención.

Los menores británicos tuvieron una media de dos meses de retraso en aprender a leer, mientras que los de los Países Bajos tuvieron un retraso de 30 días en el aprendizaje de la lectura. Esto sucedió en los casos en todos aquellos niños que estuvieron expuestos cotidianamente a un ruido ambiental de 5 decibelios.

Según los autores de la investigación, el ruido de los aviones, debido a la localización de su fuente, los aeropuertos, a su intensidad, y a que su variabilidad es impredecible tiene un efecto mayor en los más pequeños que el que proviene de los coches, cuya potencia es más constante”.

Sin solución definitiva

Los especialistas coinciden en que los problemas de contaminación acústica no son sencillos de resolver.

Quienes viven cerca de un aeropuerto y se encuentran expuestos al ruido tienen contadas opciones: mudarse a una zona menos ruidosa o intentar reducir el impacto del ruido en su organismo utilizando tapones para los oídos, insonorizando su vivienda o reduciendo la exposición a otra fuentes "evitables" de polución acústica, como el tráfico urbano o la música con auriculares.