Mostrando entradas con la etiqueta fuentes de ruido. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fuentes de ruido. Mostrar todas las entradas

miércoles, 16 de enero de 2008

Denuncian que mientras el ruido callejero "invade" el 43% de los hogares granadinos, el Ayuntamiento "ni publica ni aplica" el estudio que encargó al

Granada Digital

Las asociaciones "Granada contra el ruido" y "Ciudadanos por Granada" han exigido hoy al alcalde de la capital, José Torres Hurtado, que haga público el mapa de ruidos de la ciudad de Granada que, aseguran, tiene en su poder desde junio de 2007, y que active en consecuencia un Plan de Acción contra la contaminación acústica.

Según datos del Instituto nacional de Estadística citados por ambos colectivos, el 43 por ciento de los vecinos de Granada capital padece en sus hogares ruidos procedentes del exterior, por encima de la media nacional (30%) y de la andaluza (32,7%).

Se trata de un problema medio ambiental "que incide tanto en la salud pública como en el bienestar y la calidad de vida de cada uno de los ciudadanos que conviven a diario con este problema".

Francisco Morales Delgado, Presidente de "Granada contra el ruido", explicó que en junio de 2007 se entregó al Ayuntamiento de Granada un mapa de ruidos, realizado por la Universidad de Granada, que "costó cerca de 300.000 euros" y en el que se detallaba los niveles sonoros, las fuentes de ruido, su distribución geográfica y sus pautas de variación temporal. "Pues bien, aún hoy el consistorio granadino no ha hecho público dicho mapa, por lo que tampoco se ha llevado a cabo ningún plan de acción".

Este mapa mide la cantidad de ruido sufrida en distintos rincones de la ciudad y, asegura Morales, "en todos los puntos medidos se supera el nivel máximo de ruido admisible", algo que no sólo perjudica a los vecinos de la ciudad, sino a nuestros visitantes "y no son pocas las quejas de los huéspedes en los hoteles más céntricos".

Ambas plataformas han recurrido a la Oficina del Defensor del ciudadano, donde esta mañana han comparecido ante los medios, tras "varias reuniones con la concejal de Medio Ambiente sin resultados".

Morales Delgado aludió irónicamente a la Agenda 21 del consistorio granadino donde "se presume de que Granada es una ciudad pionera en la lucha contra el ruido" y enumeró algunas de las medidas contra la contaminación acústica escritas en dicha agenda "que deberían empezar por el propio Ayuntamiento, por ejemplo, en el caso de la recogida de basuras".

Morales Delgado insistió en que el alcalde debe hacer público el mapa "y someter a debate público sus conclusiones y las medidas a concretar en un plan de acción", como (ejemplificó) han hecho sus homólogos de Madrid y Valencia. Ambas asociaciones han pedido que el plan de acción contra la contaminación acústica (que por ley debe acompañar al mapa de ruidos como muy tarde un año después de su publicación) esté listo "como máximo en junio de 2008, 12 meses después de que la UGR presentase el mapa a las autoridades municipales" o (advirtió Morales) "los datos podrían quedar obsoletos".

Francisco Morales ha considerado que las reticencias del Ayuntamiento a hacer público el estudio elaborado por la Universidad en virtud de un convenio suscrito en septiembre de 2004 y que detalla los niveles sonoros de las distintas zonas de la ciudad y las fuentes de ruido, puede obedecer a que los datos resultantes le hayan "alarmado".

Ya un informe preliminar emitido en octubre de 2005 y presentado al Consejo Municipal del Ruido, del que forma parte la plataforma, advertía de que los niveles sonoros recogidos excedían los objetivos fijados por la normativa andaluza, en algunos casos "hasta en más de 15 decibelios en periodo nocturno", lo que equivale a "multiplicar por 32 el nivel máximo exigido", según Morales.

Por su parte, la portavoz de la Coordinadora de Ciudadanos por Granada, Remedios Murillo, se ha preguntado si al no hacer público el estudio, que estiman ha costado unos 300.000 euros, el Ayuntamiento pretende "retocarlo para no alarmar a los vecinos".

Según la versión dada por el Ayuntamiento al Defensor del Ciudadano, Melchor Saiz-Pardo, que mediará en el asunto, el mapa se concluyó pero para hacerlo público es necesaria la elaboración, a punto de ultimarse, de un anexo con la interpretación de los datos, lo que para la plataforma cívica es innecesario.

sábado, 29 de diciembre de 2007

«El silencio es salud».

«El silencio es salud». Ideal

Una fisioterapeuta del Hospital Virgen de las Nieves elabora un trabajo sobre las consecuencias nefastas del ruido en los hospitales.

Los hospitales han borrado de sus paredes aquellos famosos carteles que mostraban a una enfermera con el dedo índice sobre sus labios invitando a mantener silencio en los espacios sanitarios. Sin embargo, el ruido sigue siendo un problema que contamina.

Josefina Eusebio Leyva trabaja de fisioterapeuta en la ciudad sanitaria Virgen de las Nieves. Esta trabajadora ha presentado una iniciativa a la dirección de su hospital para concienciar sobre los problemas que origina la contaminación acústica en este recinto sanitario y sus posibles soluciones. «El ruido es nocivo para la salud, provoca cambios fisiológicos y psicológicos como ansiedad, nerviosismo, estrés, dolor de cabeza, mareos, insomnio», apunta esta trabajadora.

Enfermos y trabajadores de los centros sanitarios sufren los efectos de la falta de silencio. «Este es el ambiente más habitual, enfermos que no pueden descansar en buenas condiciones para recuperar su salud y trabajadores que desarrollan su trabajo con un sobreesfuerzo para ser más eficientes y sin importarles acabar la jornada con un exceso de fatiga».

Las principales fuentes de emisión de ruidos en los hospitales están relacionados con la costumbre mediterránea de hablar en voz alta y frecuentar mucho las visitas en los hospitales, así como del uso abusivo de los teléfonos móviles, aparatos de televisión en las habitaciones, teléfonos de pared o timbres, entre otros. «En general, existe una falta de concienciación por parte de todos de la necesidad existente para conseguir un hospital silencioso, que proporcione un ambiente relajado y saludable para acelerar la recuperación del enfermo, así como mejorar el rendimiento del trabajador».

Premio

Eusebio Leyva, premiada por el hospital Virgen de las Nieves por esta iniciativa, propone lanzar campañas de sensibilización en los hospitales para mentalizar a la población sobre la bonanza del silencio y recomendaciones en cartelería para hablar en tono bajo, salir de las habitaciones para conversar a través del teléfono móvil, adaptación de los aparatos sonoros de las habitaciones para que no generen mucho ruido y así hasta una retahíla de recomendaciones que deberían llegar a todos. «No olvidemos que el silencio es salud».

domingo, 23 de diciembre de 2007

Si le molestan los niños, no se sorprenda: un estudio le da la razón.

Si le molestan los niños, no se sorprenda: un estudio le da la razón

Un estudio realizado por el Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad del País Vasco asegura que el ruido de los parques infantiles no estaría aceptado en ningún puesto de trabajo.

Los noventa decibelios que llegan a alcanzarse en cualquiera de los parques infantiles que proliferan por estas fechas son una lenta tortura. Es más, tal y como asegura Agustín Martínez, decano de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y coordinador del estudio realizado por el Departamento de Otorrinolaringología de la misma, "esta fuente de ruido no estaría aceptada en ningún puesto de trabajo. No son tolerables unas condiciones de contaminación acústica semejantes. Por realizar una comparativa gráfica, la intensidad de este sonido equivale a la de un martillo neumático o al rumor de las cataratas del Niágara". El decano realiza una comparación aún más cercana. "La calle Autonomía es la más ruidosa de Bilbao y en hora punta registra 70 decibelios".

Han de buscarse soluciones. "La más habitual en el mundo laboral es la de aislar el foco de ruido y bajar el volumen. Además, existen tapones específicos para cada frecuencia sonora que se adaptan a la anatomía de cada oído. Pero hay que señalar es que semejante intensidad de las bocinas de las atracciones resulta absurda. Eso, sin dejar de recordar que el ruido te hace poco social."

Existen otras secuelas que han de valorarse. "Una exposición prolongada a este tipo de sonidos provoca HTA, hipertensión arterial. Un estudio realizado en la senda de planeo del aeropuerto de Los Ángeles revela un pico de accidentes cardiovasculares que no es achacable al mero azar". A esto hay que añadir problemas de irritabilidad, dolores de cabeza o cuadros de estrés.

En lo que atañe a los visitantes de los parques infantiles, las soluciones propuestas complementan a las anteriores. "Hay que ejercer mayor presión y solicitar a los feriantes que bajen el volumen de las atracciones. Por supuesto es aconsejable huir de las fuentes de ruido más intensas. No ha de olvidarse que los niños son más sensibles a este tipo de transmisiones intensas, dado que el adulto ya posee un entrenamiento del oído que le permite adaptarse. En los más pequeños se han detectado cuadros de excitación y estados de ansiedad asociados al ruido".

La capacidad dañina del ruido es evidente. "Siempre hay que medir la intensidad y el tiempo de exposición al mismo, pero se estima que una exposición prolongada a un sonido semejante –pongamos diez años- provoca tasas de sordera cercanas al cincuenta por ciento (47%). Antes de llegar a esta situación extrema se detectan otras patologías. El ruido es acumulativo y puede provocar hipoacusias".

En las conclusiones del informe, Agustín Martínez realiza una reflexión singular. "Las medidas de seguridad laboral han trasladado las fuentes del ruido del tiempo de trabajo al tiempo de ocio. Así, los conciertos, las discotecas, los iPods o cualquier otro dispositivo que disponga de auriculares o los altavoces de los coches –los vehículos son auténticas cajas de resonancias…- se han convertido en fuentes de ruido evidentes en estos tiempos. No conviene olvidar que generar ruido es fácil y barato".

Lo que sí parece relegarse en la memoria es "la existencia de una serie de derechos sobre el ruido. Los ciudadanos estamos protegidos por la ley, es cierto, en cuanto al número de decibelios emitidos. Pero cada día se escucha más música en tiendas, en ascensores, en consultas, en transportes públicos. Parece que la gente ha perdido la capacidad de hablar y comunicarse y la música llena ese vacío".

Otro de los "problemas sonoros" propios de las fechas navideñas está asociado a la detonación y estallido de petardos. "Pueden provocar un trauma acústico agudo", asegura Agustín Martínez. "Y no hay que perder de vista que en muchos casos deja secuelas irreversibles. Pueden romper el tímpano y las reconstrucciones con complejas y costosas en el caso de que puedan realizarse".

Esta índole de traumas agudos afecta, sobre todo, "al oído medio e interno. Un golpe acústico de estas características puede provocar perforaciones de tímpano, una luxación de la cadena de huesos, hemorragias internas, vértigo y una serie de daños asociados que aumenta los riesgos de hipoacusia de manera exponencial".

Esa misma escala se reproduce en el aumento de decibelios. "Existe la tendencia a creer que subir, por ejemplo, de 80 a 81 decibelios es relativamente sencillo. Sin embargo, existe un umbral en el oído humano que, una vez traspasado, magnifica este incremento. Cada decibelio que se sube a partir de esa barrera tiene un efecto amplificador".

Sin embargo, el ruido no es siempre equivalente a molestia. Así, Agustín Martínez recuerda que "cuando uno tiene el control de la fuente, el ruido deja de molestarle. Al saber que puede modificar la intensidad y la frecuencia del mismo se produce una serenidad propia del pensar "si me molesta, lo apago". Asimismo. Si el sonido lleva información tampoco molesta y existe una tercera cuestión a valorar: el status. Si uno vive, por ejemplo, en el barrio de Salamanca de Madrid no va a reconocer jamás que su barrio es ruidoso. "No puede ser", piensan. En realidad, - concluye el decano de la Facultad de Medicina y Odontología -vivimos, cada vez más, en la cultura del ruido".