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domingo, 3 de febrero de 2008

El ruido puede causar muchos daños (Mariano PLANELLS).

Diario de Ibiza - Opinión - El ruido puede causar muchos daños (Mariano PLANELLS)

El ruido puede causar muchos daños y de hecho los causa. No debiéramos tomarlo a la ligera por más tiempo en Ibiza y desde hoy mismo hay que desterrar este pensamiento negativo de «eso no tiene arreglo».

Siempre habrá ruido, naturalmente. Pero sí que tiene arreglo el ruido sostenido de fondo causado por un funcionamiento caótico de los bares, discotecas y por el tránsito o tráfico de vehículos.

Y estoy tan convencido de ello, de que tiene arreglo, que incluso pienso que esto es materia coordinable por el Consell, aunque son estos trabajos que nadie quiere. Pero son los más gratificantes si se consigue rebajar el listón de la presión acústica.

En Ibiza ciudad ya se conocen las zonas y por lo tanto las causas y concausas. Juan Rubio debe seguir siendo el concejal responsable del área, y si no quien sea. Se sabe dónde, el qué, a qué hora y cómo.

No es para tomarlo a broma. En este mismo diario han salido páginas enteras con informes sobre la alteración de la salud y del equilibrio psíquico causados por un exceso de decibelios (más allá de 65 la cosa se pone muy fea).

He mirado por curiosidad la enciclopedia. No me gusta copiar tochos, pero vamos a hacer una cosa. A quienes consulten Google (busquen contaminación acústica, por ejemplo) y entren en la Wikipedia, no les digo nada. Pero para el resto incluyo en estas líneas siguientes algunos de los efectos escalonados.

A más de 60 Db se dilatan las pupilas, se acelera el pulso y el parpadeo, sube la presión arterial y el dolor de cabeza, aumenta la tensión muscular y por lo tanto los dolores en cuello y espalda.

Vamos a más 85 Db, que son muy habituales en muchas zonas de Ibiza: gastritis, colitis, aumento del colesterol y los triglicéridos, con riesgo cardiovascular, problemas coronarios que pueden llevar al infarto, aumento de glucosa en sangre (ojo los diabéticos) y que a largo plazo puede causar complicaciones fatales, incluso al infarto.

A todo esto siguen una serie de alteraciones psicológicas: insomnio, fatiga inexplicable, estrés, depresión y ansiedad, irritabilidad y agresividad, histeria y neurosis, cesa el apetito sexual, etc.

Yo no sé si hago bien escribiendo esto, pero en España ya hay jurisprudencia y sentencias muy duras contra los que generan ruido continuado. Son delincuentes, ellos sacan mucho dinero, pero es a costa de nuestra salud.

Me refiero a ruidos molestos continuados. En Ibiza todos conocemos el paño. Ya sabéis lo que hay que hacer, además de las cartas al director.

jueves, 31 de enero de 2008

Contaminación acústica en tierra, mar y aire (Mariano PLANELLS)

Diario de Ibiza - Opinión - Contaminación acústica en tierra, mar y aire (Mariano PLANELLS)

Hace muchos años que sé por experiencia propia que el ruido excesivo y prolongado tiene efectos nocivos y a veces devastadoras sobre la salud del ser humano.

Yo creo que todos los ibicencos que nos fijamos un poco conocemos este fenómeno, aunque no es algo exclusivo de nuestra isla. Casi son 160 los millones de habitantes de la Unión Europea que están expuestos a ruidos superiores a 65 decibelios.

Y que se sepa: el ruido mata. Puede llegar a matar. El ruido en exceso produce estragos en la salud humana.

Hemos tenido que esperar siete años del siglo XXI para que nos dieran a conocer el Mapa del Desastre de Ibiza y Formentera.

En tierra firme gozamos o sufrimos unos niveles de ruido intolerables, causados en su mayor parte por bares, discotecas y por la circulación. Sin olvidar el grato recuerdo de los aviones que van llegando cada tres minutos durante toda la noche, al menos en verano. Me refiero a quienes tienen el privilegio de vivir en la paradisíaca e infernal zona del Puig des Molins.

Aquello sí que es el corredor de la muerte: un trasiego imparable de aviones que salen y que entran a la pista. Parece la guerra de Corea con K. O parecía, porque no hay mal que cien años dure y donde vivo ahora no hay aeropuertos ni los necesito.

En noviembre del 2007 se presentó al mapa del ruido, el Mapa del Desastre.

Siempre queda la pregunta que se hace uno mismo poniendo cara de tonto: ¿pero tengo que aguantar yo esto?, ¿no tiene remedio esta situación?

Tiene remedio, pero se han de dedicar unas horas a la semana y los concejales de Medio Ambiente o de Interior parecen más ocupados en otras cosas o pidiendo informes (los del PSOE).

Talleres, casas de alquiler y particulares han de hacer uso de los artefactos silenciadores y amortiguadores homologados en toda Europa.

Los bares y las discotecas no sólo tienen un horario: durante todas las horas de todo el día no pueden emitir ruidos superiores a estos 65 decibelios y mucho menos que lleguen al exterior.

Lo de los aviones no tiene arreglo como no nos traigamos a los clubbers en barco o montados en globo.

Hoy no he comentado nada de la contaminación acústica bajo el mar. Pero cómo será que las ballenas prefieren embarrancar en la costa antes de seguir soportándolo.

También se ha presentado un mapa del ruido en el mar. Otro día, ¿sí?

miércoles, 30 de enero de 2008

El nivel de ruido de Granada es 'tolerable' según el mapa acústico.

radiogranada.es: noticias, radio y tv online - El nivel de ruido de Granada es 'tolerable' según el mapa acústico

El nivel de ruido de Granada es "tolerable", según los datos del mapa acústico que incluye mediciones en casi 3000 calles de la ciudad. El promedio es de 61 decibelios, y no supera los límites que establece la UE. El distrito Beiro es el más ruidoso y el Albaicín el más silencioso.

La elaboración del mapa de ruidos se remonta a 2004 y ha costado 400.000 euros. Se han realizado mediciones en 2800 calles de los 8 distritos y la media es de 61 decibelios, por debajo del límite de 65, que establece la Unión Europea. Los vecinos del Beiro son los que más ruido soportan; los que menos, los del Albaicín. El tráfico, y especialmente las motos, son los elementos que más quejas generan.
El Ayuntamiento tiene previsto exponer el mapa del ruido en cada barrio y diseñar las medidas correctoras que sean necesarias. El documento desvela que la mitad de los granadinos dice tener problemas para conciliar el sueño, y alrededor del 40%, admite que se despierta durante la noche.


Vídeo: El nivel de ruido de Granada es 'tolerable' según el mapa acústico.
Vídeo: Exigen al Ayuntamiento que haga público el mapa de ruidos.
Francisco Morales Delgado. Presidente de la Asociación Granada contra el ruido.

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Reflexión: ¿cómo puede considerarse tolerable si resulta que la MEDIA es de 61 dBA, es decir, 120% (6 dBA) superior en potencia acústica a la recomendada por la OMS (55 dBA)? Una MEDIA así es un auténtico disparate... ¡por algo será que Granada está considerada una de las ciudades más contaminadas acústicamente de España!. ¿Por qué será entonces que el 50% de los granadinos dice tener problemas para conciliar el sueño?... Y peor aún: ¡el 40% de la población de la ciudad dice que el ruido la despierta durante la noche!!! ¿Y se han gastado 400.000 euros para hacer el mapa del ruido de la ciudad? ¡Pero esto clama ya al cielo!... ¡y luego no habrá ni un céntimo para aplicar soluciones, como si lo viera!

Ay, algunos políticos son la hostia...

>:(

domingo, 23 de diciembre de 2007

Si le molestan los niños, no se sorprenda: un estudio le da la razón.

Si le molestan los niños, no se sorprenda: un estudio le da la razón

Un estudio realizado por el Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad del País Vasco asegura que el ruido de los parques infantiles no estaría aceptado en ningún puesto de trabajo.

Los noventa decibelios que llegan a alcanzarse en cualquiera de los parques infantiles que proliferan por estas fechas son una lenta tortura. Es más, tal y como asegura Agustín Martínez, decano de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y coordinador del estudio realizado por el Departamento de Otorrinolaringología de la misma, "esta fuente de ruido no estaría aceptada en ningún puesto de trabajo. No son tolerables unas condiciones de contaminación acústica semejantes. Por realizar una comparativa gráfica, la intensidad de este sonido equivale a la de un martillo neumático o al rumor de las cataratas del Niágara". El decano realiza una comparación aún más cercana. "La calle Autonomía es la más ruidosa de Bilbao y en hora punta registra 70 decibelios".

Han de buscarse soluciones. "La más habitual en el mundo laboral es la de aislar el foco de ruido y bajar el volumen. Además, existen tapones específicos para cada frecuencia sonora que se adaptan a la anatomía de cada oído. Pero hay que señalar es que semejante intensidad de las bocinas de las atracciones resulta absurda. Eso, sin dejar de recordar que el ruido te hace poco social."

Existen otras secuelas que han de valorarse. "Una exposición prolongada a este tipo de sonidos provoca HTA, hipertensión arterial. Un estudio realizado en la senda de planeo del aeropuerto de Los Ángeles revela un pico de accidentes cardiovasculares que no es achacable al mero azar". A esto hay que añadir problemas de irritabilidad, dolores de cabeza o cuadros de estrés.

En lo que atañe a los visitantes de los parques infantiles, las soluciones propuestas complementan a las anteriores. "Hay que ejercer mayor presión y solicitar a los feriantes que bajen el volumen de las atracciones. Por supuesto es aconsejable huir de las fuentes de ruido más intensas. No ha de olvidarse que los niños son más sensibles a este tipo de transmisiones intensas, dado que el adulto ya posee un entrenamiento del oído que le permite adaptarse. En los más pequeños se han detectado cuadros de excitación y estados de ansiedad asociados al ruido".

La capacidad dañina del ruido es evidente. "Siempre hay que medir la intensidad y el tiempo de exposición al mismo, pero se estima que una exposición prolongada a un sonido semejante –pongamos diez años- provoca tasas de sordera cercanas al cincuenta por ciento (47%). Antes de llegar a esta situación extrema se detectan otras patologías. El ruido es acumulativo y puede provocar hipoacusias".

En las conclusiones del informe, Agustín Martínez realiza una reflexión singular. "Las medidas de seguridad laboral han trasladado las fuentes del ruido del tiempo de trabajo al tiempo de ocio. Así, los conciertos, las discotecas, los iPods o cualquier otro dispositivo que disponga de auriculares o los altavoces de los coches –los vehículos son auténticas cajas de resonancias…- se han convertido en fuentes de ruido evidentes en estos tiempos. No conviene olvidar que generar ruido es fácil y barato".

Lo que sí parece relegarse en la memoria es "la existencia de una serie de derechos sobre el ruido. Los ciudadanos estamos protegidos por la ley, es cierto, en cuanto al número de decibelios emitidos. Pero cada día se escucha más música en tiendas, en ascensores, en consultas, en transportes públicos. Parece que la gente ha perdido la capacidad de hablar y comunicarse y la música llena ese vacío".

Otro de los "problemas sonoros" propios de las fechas navideñas está asociado a la detonación y estallido de petardos. "Pueden provocar un trauma acústico agudo", asegura Agustín Martínez. "Y no hay que perder de vista que en muchos casos deja secuelas irreversibles. Pueden romper el tímpano y las reconstrucciones con complejas y costosas en el caso de que puedan realizarse".

Esta índole de traumas agudos afecta, sobre todo, "al oído medio e interno. Un golpe acústico de estas características puede provocar perforaciones de tímpano, una luxación de la cadena de huesos, hemorragias internas, vértigo y una serie de daños asociados que aumenta los riesgos de hipoacusia de manera exponencial".

Esa misma escala se reproduce en el aumento de decibelios. "Existe la tendencia a creer que subir, por ejemplo, de 80 a 81 decibelios es relativamente sencillo. Sin embargo, existe un umbral en el oído humano que, una vez traspasado, magnifica este incremento. Cada decibelio que se sube a partir de esa barrera tiene un efecto amplificador".

Sin embargo, el ruido no es siempre equivalente a molestia. Así, Agustín Martínez recuerda que "cuando uno tiene el control de la fuente, el ruido deja de molestarle. Al saber que puede modificar la intensidad y la frecuencia del mismo se produce una serenidad propia del pensar "si me molesta, lo apago". Asimismo. Si el sonido lleva información tampoco molesta y existe una tercera cuestión a valorar: el status. Si uno vive, por ejemplo, en el barrio de Salamanca de Madrid no va a reconocer jamás que su barrio es ruidoso. "No puede ser", piensan. En realidad, - concluye el decano de la Facultad de Medicina y Odontología -vivimos, cada vez más, en la cultura del ruido".

domingo, 2 de septiembre de 2007

El ruido nacional...

El ruido nacional | El Periódico de Catalunya | Opinión

Hace unos 20 años me llamó mucho la atención un artículo de Domingo García Sabell sobre la tendencia española a gritar "en demasía" y "por todo". Lo acabo de releer. El culto y afable gallego -a quien tanto echamos de menos- se queja de que, en España, "se gritan hasta las confidencias". Que en las cenas y otras concurrencias todos hablan con "grandes voces" y a la vez. ¿La explicación? "Andamos a la búsqueda del asombro de los demás" y se alza la voz mirando al tendido, "esperando la tácita ovación del público". Somos "espectaculares". La consecuencia, en opinión de García Sabell, es que en España el diálogo -el diálogo auténtico- "apenas si se produce". ¿Y cómo se puede producir, si "un yo vocifera y otro yo le responde, y ninguno de ellos se entiende"? Todo ello lo considera muy grave, entre otras razones porque, cuando no hay disposición dialogante, la diosa razón "se retira, se agazapa o huye lejos, donde no la perturben y pueda llevar a cabo su labor, su pacífica labor de deslinde, de aclaración y de entendimiento". Como se ve, el escritor estaba de acuerdo con el consejo de Machado: "Para dialogar, / preguntad, primero; / después... escuchad".

ME HA interesado constatar que, al referirse a los excesivos decibelios emitidos por sus compatriotas, García Sabell utiliza tres veces el sustantivo "alarido", y una vez "algarabía". Voces, claro está, árabes. No conozco la opinión al respecto de los especialistas, pero tengo la impresión de que aquel idioma es rico en términos expresivos de distintas variedades de estridencia vocal (ha dejado en el español, además de los dos utilizados por nuestro autor, por lo menos otros cuatro: albórbola, alboroto, alborozo y algazara). A juzgar por mis conciudadanos del barrio madrileño de Lavapiés, el árabe se habla alto en sitios públicos. ¿Será que los "alaridos coreados" y "atroces alaridos" que tanto ofendían a García Sabell son en parte un resultado más de la larga presencia musulmana en la Península?

Antes que el gallego, ya había comentado Azorín, en su librito Castilla (1912), el fenómeno de la algarabía circundante. "Muchas veces hemos pensado -se lee allí- que el grado de sensibilidad de un pueblo -consiguientemente, de civilización- se puede calcular, entre otras cosas, por la mayor o menor intolerabilidad al ruido. ¿Cómo tienen sus nervios de duros y remisos estos buenos españoles que, en sus casas de las ciudades y en los hoteles, toleran las más estrepitosas barahúndas, los más agrios y molestos ruidos: gritos de vendedores, estrépito de carros cargados de hierro, charloteo de porteros, pianos, campanas, martillos, fonógrafos?".

García Sabell, y por supuesto Azorín, reflexionaban cuando todavía no había llegado el teléfono móvil, cuyo abuso convierte hoy en infernales los viajes en tren y en autobús. Pronto será el turno de los desplazamientos en avión, si hemos de creer lo publicado recientemente en los medios (Adiós a la tranquilidad a bordo, decía un titular reciente, y debajo: Vodafone, Air France y Ryanair ultiman el servicio para que los pasajeros usen en móvil en vuelo).

Acompaña a la licencia para hablar alto cuando se quiera la de cometer otros excesos decibélicos con igual impunidad. Menos mal que hay ayuntamientos que están reaccionando, sobre todo, como era de esperar, en Catalunya, donde siempre se ha sabido más de civismo que en el resto del Estado. Entre dichas corporaciones, el tripartito de Badalona, que, según leo en este diario, redactará este mes, siguiendo el ejemplo de Barcelona, Mataró y L'Hospitalet, una ordenanza específicamente destinada a la lucha contra el ruido y otros desmanes medioambientales, con la creación de un cuerpo especial de agentes encargados sobre todo de perseguir a los grafiteros, los coches discoteca y las motos demasiado ruidosas. Es decir, de mejorar en aspectos esenciales -que teóricamente garantiza la Constitución- la calidad de vida de los ciudadanos. Ciudadanos de un país caluroso donde, en verano, lo habitual es tener que dormir (o tratar de dormir) con la ventana abierta.

LA CLAVE del éxito será, seguramente, la eficaz presencia en la calle de tales agentes cívicos. En Madrid han desaparecido absolutamente las patrullas de a pie. Y con ello la posibilidad, entre otras cosas, de que la autoridad pueda parar una moto demasiado estrepitosa o un coche con la música puesta a tope. Anarquía acústica es lo que hay por estos pagos. Y lo mismo a la hora de recurrir al claxon. ¿Por qué no imponen los ayuntamientos tajantes restricciones en este caso también, como se hace en muchas ciudades europeas? ¿O es que una vez más España tiene que ser diferente, como si solo aquí nadie fuera capaz de modificar un poco sus hábitos?

Entretanto, mientras muchos jóvenes, y no tan jóvenes, siguen conduciendo después de beber, con los lamentables resultados consabidos, la Iglesia no deja de arremeter contra Educación para la Ciudadanía. ¡Qué rentrée nos espera! Lástima que no esté aquí, para apelar a nuestro sentido común, el maestro García Sabell, aquel sabio de modales suaves que no aguantaba el griterío incívico de tantos paisanos.