miércoles, 16 de enero de 2008

Por tu salud, lejos del aeropuerto (Vivir cerca afecta la mente y el cuerpo)

Daniel Galilea, EFE
15 de Enero de 2008


La contaminación sonora de los aeropuertos fue relacionada con casos de hipertensión en las personas que viven cerca. También hay indicios de que los "decibelios de los aviones" pueden afectar el aprendizaje en los niños. El ruido no es inocente.

Un problema sin solución

El problema no tiene una fácil solución y sigue "estando en el aire". Hay nuevos datos que sugieren que vivir cerca de un aeropuerto puede afectar el funcionamiento físico y mental.

Si ése es tu caso, te conviene consultar a tu médico de familia, para que te aconseje qué hacer o qué precauciones tomar para reducir el posible riesgo para tu salud. Tampoco estaría de más hablar con el cardiólogo y el pediatra, en el caso de que tú tengas hijos, a la luz de las últimas investigaciones.

Un estudio sueco del Instituto Karolinska de Estocolmo, efectuado con más de 2,000 participantes durante diez años, ha encontrado que las personas que viven cerca de un aeropuerto tienen un riesgo elevado de hipertensión debido a los efectos de la contaminación acústica (ruido excesivo y persistente).

Los investigadores encontraron que aquellos hombres que viven en las áreas más cercanas al aeropuerto de Arlanda, cerca de la capital de Suecia, presentan un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial (HTA).

Las personas más expuestas al ruido de los aviones, ninguno de los cuales tenía cifras de tensión elevadas al comenzar el estudio, registraron un 19 por ciento más de probabilidades de desarrollar HTA, en comparación con aquellas menos expuestos a la contaminación acústica aérea.

Los autores de la investigación consideran posible que el ruido constante de los aviones sea una fuente de estrés crónico para algunas personas, un fenómeno que a su vez puede conducir a una elevación de su presión sanguínea.

Actualmente está en marcha otro estudio más amplio, que se realiza en distintas ciudades europeas, para confirmar los resultados del trabajo del Instituto Karolinska.

Al parecer el ruido no sólo puede afectar las constantes cardiovasculares de los adultos, sino además la capacidad de concentración, sobre todo en la etapa infantil.

Mediante un trabajo en el que han participado 2,844 niños de entre nueve y diez años que van a colegios cercanos a los aeropuertos de Barajas (Madrid), Schiphol (Amsterdam) y Heathrow (Londres) o a centros educativos con gran movimiento de tráfico rodado, se ha constatado que la contaminación acústica influye en el desarrollo cognitivo de los menores.

El equipo internacional de científicos recurrió a una serie de cuestionarios que fueron distribuidos entre los menores, mientras que sus padres completaron unas encuestas en la que se les preguntaba sobre el estrés de sus hijos y si los pequeños estaban a disgusto con los niveles de ruido que soportaban a diario.

También de efectuaron mediciones de la exposición de los participantes en el estudio al ruido ambiental.

Los expertos encontraron una asociación entre la exposición a la contaminación acústica tanto del tráfico aéreo como del vehicular y los niveles más bajos en el inicio y compresión de la lectura en los niños, así como una reducción en su capacidad de memoria a largo plazo y de prestar atención.

Los menores británicos tuvieron una media de dos meses de retraso en aprender a leer, mientras que los de los Países Bajos tuvieron un retraso de 30 días en el aprendizaje de la lectura. Esto sucedió en los casos en todos aquellos niños que estuvieron expuestos cotidianamente a un ruido ambiental de 5 decibelios.

Según los autores de la investigación, el ruido de los aviones, debido a la localización de su fuente, los aeropuertos, a su intensidad, y a que su variabilidad es impredecible tiene un efecto mayor en los más pequeños que el que proviene de los coches, cuya potencia es más constante”.

Sin solución definitiva

Los especialistas coinciden en que los problemas de contaminación acústica no son sencillos de resolver.

Quienes viven cerca de un aeropuerto y se encuentran expuestos al ruido tienen contadas opciones: mudarse a una zona menos ruidosa o intentar reducir el impacto del ruido en su organismo utilizando tapones para los oídos, insonorizando su vivienda o reduciendo la exposición a otra fuentes "evitables" de polución acústica, como el tráfico urbano o la música con auriculares.

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